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Calificación de refrigerador

La calificación de un refrigerador es un proceso importante que tiene como objetivo evaluar y certificar el rendimiento y cumplimiento de ciertos estándares por parte del equipo. A diferencia de la calibración, que se centra en ajustar y configurar los componentes internos para un funcionamiento óptimo, la calificación se enfoca en determinar si el refrigerador cumple con las especificaciones y requisitos establecidos.

La calificación de un refrigerador se lleva a cabo mediante pruebas exhaustivas para medir y verificar su desempeño en diversas áreas. Estas pruebas incluyen aspectos como la temperatura interna, la uniformidad del frío, la estabilidad de la temperatura, la capacidad de recuperación después de abrir la puerta y la eficiencia energética, entre otros.

La calificación de un refrigerador es especialmente relevante en entornos industriales o científicos donde se manejan productos y muestras sensibles que requieren condiciones de almacenamiento precisas y controladas. Por ejemplo, en la industria farmacéutica, los refrigeradores utilizados para almacenar medicamentos deben cumplir con regulaciones específicas, como la garantía de una temperatura constante y la prevención de fluctuaciones que podrían afectar la estabilidad de los productos.

Una diferencia clave entre la calificación y la calibración de un refrigerador radica en su enfoque. Mientras que la calibración se centra en ajustar y optimizar los componentes internos para un rendimiento óptimo, la calificación se enfoca en evaluar si el refrigerador cumple con los estándares y requisitos establecidos por organismos reguladores o por la propia organización que lo utiliza.

La calibración de un refrigerador implica acciones técnicas específicas realizadas para ajustar y equilibrar los componentes internos del equipo, como los sensores de temperatura y los sistemas de control, con el fin de asegurar que funcione correctamente y proporcione resultados precisos. Por otro lado, la calificación de un refrigerador evalúa el desempeño del equipo en relación con ciertos criterios predeterminados, como la temperatura máxima permitida, la uniformidad en el interior del refrigerador o la capacidad de mantener una temperatura estable durante un período de tiempo determinado.

Ambos procesos, calibración y calificación, son esenciales para garantizar el correcto funcionamiento y cumplimiento de los requisitos de un refrigerador. Mientras que la calibración se realiza periódicamente para ajustar y optimizar el equipo, la calificación se lleva a cabo inicialmente para asegurarse de que el refrigerador cumpla con los estándares establecidos y posteriormente puede requerirse en intervalos regulares para mantener la validación del equipo.

En resumen, la calificación de un refrigerador se enfoca en evaluar y certificar que el equipo cumple con los estándares y requisitos establecidos, mientras que la calibración se centra en ajustar y optimizar los componentes internos para un funcionamiento óptimo. Ambos procesos son fundamentales para asegurar un rendimiento confiable y adecuado del refrigerador en entornos donde se requieren condiciones de almacenamiento precisas y controladas.

¿Por qué es importante realizar la calificación de un refrigerador en sus 4 etapas?

Es de vital importancia que un refrigerador de laboratorio sea calificado en sus cuatro etapas para garantizar su funcionamiento confiable y el cumplimiento de los estándares requeridos en un entorno de laboratorio. Estas cuatro etapas, también conocidas como IQ/OQ/PQ (Instalación, Operación y Rendimiento), se realizan para evaluar y certificar diferentes aspectos del refrigerador en cada fase del proceso.

Instalación (IQ): En esta etapa, se verifica que el refrigerador se haya instalado correctamente de acuerdo con las especificaciones del fabricante y los requisitos del laboratorio. Se comprueba que todos los componentes estén en su lugar y que el refrigerador esté conectado adecuadamente a las fuentes de energía y agua, si es necesario. Además, se verifica que los controles y ajustes iniciales se realicen de acuerdo con las recomendaciones del fabricante.

Operación (OQ): Durante esta etapa, se evalúa el rendimiento y la funcionalidad del refrigerador en condiciones de operación normales. Se llevan a cabo pruebas para verificar que el equipo pueda alcanzar y mantener las temperaturas requeridas de manera consistente y uniforme en todo el espacio interior del refrigerador. También se comprueba la capacidad de recuperación del refrigerador después de abrir y cerrar la puerta, así como su capacidad para mantener una temperatura estable en diferentes cargas de muestras o productos.

Rendimiento (PQ): En esta etapa, se realizan pruebas más rigurosas para evaluar el rendimiento del refrigerador en condiciones de operación simuladas o reales. Se verifica su capacidad para mantener la temperatura dentro de los rangos establecidos durante períodos prolongados de tiempo y en diferentes situaciones, como apagones o interrupciones de energía. Además, se comprueba la capacidad de registro y monitoreo de parámetros críticos, como la temperatura, la humedad y la presión, si corresponde.

Mantenimiento y calibración periódica: Después de completar las tres etapas anteriores, es fundamental realizar un mantenimiento regular y calibración periódica del refrigerador para garantizar su rendimiento continuo. Esto implica inspecciones, limpieza y reemplazo de piezas, si es necesario, así como la calibración de los sensores y sistemas de control para asegurar una operación precisa y confiable.

La calificación en estas cuatro etapas es crucial por varias razones:

Cumplimiento normativo: Los laboratorios suelen estar sujetos a regulaciones y estándares específicos, como las Buenas Prácticas de Laboratorio (BPL) o normativas de calidad, que exigen que los equipos, incluidos los refrigeradores, estén adecuadamente calificados y validados. Esto es fundamental para asegurar la integridad y trazabilidad de los datos generados en el laboratorio.

Conservación de muestras y productos: Los refrigeradores de laboratorio se utilizan para almacenar muestras valiosas, productos farmacéuticos sensibles u otros materiales críticos. La calificación adecuada garantiza que el refrigerador mantenga las condiciones de almacenamiento requeridas, como la temperatura y la humedad, evitando así la degradación o pérdida de las muestras y asegurando la validez de los resultados obtenidos a partir de ellas.

Fiabilidad de los resultados: La calificación en todas las etapas asegura que el refrigerador funcione de manera confiable y consistente, evitando fluctuaciones no deseadas en la temperatura o en otros parámetros críticos. Esto garantiza que los resultados obtenidos en el laboratorio sean precisos y reproducibles, lo que es fundamental para la validación de experimentos y análisis científicos.

Eficiencia y ahorro de costos: Un refrigerador calificado y correctamente mantenido opera de manera eficiente, lo que puede resultar en un menor consumo de energía y costos operativos. Además, al garantizar su rendimiento óptimo, se reducen los riesgos de fallas o averías que podrían llevar a pérdidas de muestras o productos, así como a costosas interrupciones en la investigación o producción.

En conclusión, la calificación en las cuatro etapas (IQ/OQ/PQ) de un refrigerador de laboratorio es esencial para garantizar su funcionamiento confiable, el cumplimiento normativo, la conservación adecuada de muestras y productos, la fiabilidad de los resultados y la eficiencia en el uso de recursos. Al realizar estas etapas de calificación de manera adecuada y periódica, se asegura que el refrigerador esté en óptimas condiciones para soportar las demandas de un entorno de laboratorio y cumplir con los estándares requeridos.

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